Mejor que los
versos escritos en las paredes. Mejor que llorar de la risa. Mejor que cuando
me miras y sabes lo que estoy pensando. Mejor que tu sonrisa al verme a la
salida del colegio. Mejor que leer a la luz de las velas. Mejor que sentir que
la noche es mía. Mejor que escuchar vuestras voces cantando mis palabras. Mejor
que llegar a casa y que esté calentita. Mejor que volver a un lugar y sentir
que nunca te has marchado. Mejor que las conversaciones en mi coche de
madrugada. Mejor que imaginar historias antes de dormirse. Mejor que idear
planes. Mejor que imaginarte desnuda encima de la cama. Mejor que viajar en
coche. Mejor que pasear en silencio. Mejor que el olor del café recién hecho.
Mejor que tus abrazos. Mejor que cuando me decís que estáis orgullosos de mí.
Mejor que cuando te veía llorar de felicidad. Mejor que el sol y el cielo azul de
los domingos. Mejor que cenar en la playa una noche de verano. Mejor que el
abrazo que me diste cuando me viste después de cuatro meses. Mejor que sentir
cuánto me quieres. Mejor que tus consejos de madre. Mejor que volver y tener la
certeza de que nada ha cambiado. Mejor que emocionarse con una canción. Mejor
que leer. Mejor que cogerse la mano en el cine. Mejor que los cinco segundos
antes del beso. Mejor que tus preguntas curiosas. Mejor que las noches con
vosotros. Mejor que una cerveza fría en verano. Mejor que cuando agradecen de
corazón mi trabajo. Mejor que hacerse el muerto en el mar. Mejor que tu cara de
ilusión después de darte un regalo. Mejor que ver Amelie una vez más y seguir
sintiendo lo mismo que la primera vez. Mejor que un concierto. Mejor que darme
cuenta de que soy valiente. Mejor que el calor del fuego un 19 de marzo. Mejor que la sonrisa de un niño.
Mejor que
entender la felicidad.