miércoles, 18 de julio de 2012

El camino



Es como subir una montaña, ¿vale? Pero una montaña altísima. Qué te diré: un Everest o un Himalaya, ¿vale? Tú vas preparada, porque tú vas preparada, pero a veces se te pueden olvidar cosas, pero no, porque tú vas preparada, siempre preparada.

Entonces, pues empiezas a andar y hay obstáculos, qué te diré, llueve, mejor, diluvia. Y tu chopada, de arriba abajo, de los pies a la cabeza, empapadita, vamos. ¿Necesitas ayuda? No, gracias. Y a lo mejor te están ofreciendo un chubasquero, por ejemplo. Pero, no gracias. Yo soy fuerte, muy fuerte. Y pim, pam, sigues para arriba. ¡Chopadita! De arriba abajo, de los pies a la cabeza. Y luego, no sé. El camino es escarpado, muy escarpado. ¿Necesitas ayuda? No, gracias. Yo voy preparada. ¿Que tienes piolets y movidas? No, gracias. Yo puedo sola. Y claro, te haces sangre en las manos, en las rodillas, qué se yo, te desgarras la ropa. Pero, no gracias.

Y sigues y sigues y, qué te diré, se hace de noche. De noche cerrada, sin luna. Y no ves nada y te ofrecen luz y no gracias, no gracias, y te metes mil piños, pero sigues y sigues… ¡Y llegas! La cuestión es que llegas. Por supuesto que llegas. Pero, ¿cómo llegas? ¿eh? ¿Cómo llegas? Y estás arriba y es genial, pero empapadita, sanguinolienta, magullada y… sola. Lo peor es que estás sola. Más sola que la una… y, además, miras atrás y piensas que encima no te acuerdas en absoluto de que color eran las… las flores del camino, por ejemplo.


Maribel Bayona - Aceptamos barco

¿ Y qué más da llegar sola? Las heridas nos enseñan que para aprender es necesario caerse...

jueves, 12 de julio de 2012

Ver, respirar... escribir no da para más, más bien para nada.

Arrivederci...

Está solo. Para seguir camino
se muestra despegado de las cosas.
No lleva provisiones.

Cuando pasan los días
y al final de la tarde piensa en lo sucedido,
tan sólo le conmueve
ese acierto imprevisto
del que pudo vivir la propia vida
en el seguro azar de su conciencia,
así, naturalmente, sin deudas ni banderas.

Una vez dijo amor.
Se poblaron sus labios de ceniza.

Dijo también mañana
con los ojos negados al presente
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano,
fantasmas como saldo,
un camino de nubes.

Soledad, libertad,
dos palabras que suelen apoyarse
en los hombros heridos del viajero.

De todo se hace cargo, de nada se convence.
Sus huellas tienen hoy la quemadura
de los sueños vacíos.

No quiere renunciar. Para seguir camino
acepta que la vida se refugie
en una habitación que no es la suya.
La luz se queda siempre detrás de una ventana.
Al otro lado de la puerta
suele escuchar los pasos de la noche.

Sabe que le resulta necesario
aprender a vivir en otra edad,
en otro amor,
en otro tiempo.

Tiempo de habitaciones separadas.

Luis García Montero

lunes, 2 de julio de 2012

El cor encès en flama...


Potser demà no desperte...  Potser la incompetència, la inutilitat, la despreocupació, l’avarícia, la pompositat, la supèrbia ens assesten el colp definitiu aquesta nit. Potser és més fàcil oblidar-ho tot per un segon, cridar (no de ràbia, sinó d’alegria), gaudir i festejar... però jo no puc...

Terra on es va crear la vida, on van nàixer grans històries i llegendes. Terra on hem sigut vencedors i vençuts. Terra de sang i sal.

Terra cremada... però sempre ma terra.  



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