domingo, 25 de marzo de 2018

Nocturna no.1


Qué bien sé yo la fuente que mana y corre, 
Aunque es de noche.

Si algún día volviera a Roma, sería para vivir aquello que la ciudad esconde. Aquello que en cualquier otro lugar del mundo no rendiría los sentidos como los hace claudicar​ esta ciudad.

Quisiera sentirte tantas cosas. Volvería a Roma a demostrarte cómo​ un acto lo cambia todo, que no solo de amor  y de pan vive la mujer. 

Agotar el sudor de una noche de primavera, donde el calor aprieta y consigue ahogar la ropa. Sorber el Spritz en tu obligo, emborracharme del placer que se te escapa por la comisura de los labios. Que me claves los colmillos en la clavícula derecha, encajar mi cadera en tu muslo izquierdo. Sentir el frío que derrite las baldosas que se apoyan en tu espalda, la urgencia de tu lengua y mi pecho que la busca. Que me aprietes entre tus piernas hasta dejarme sin aliento, morder tus recovecos hasta encontrarte en la siguiente esquina. Seguir y parar, todos esos verbos con terminación en calor y saliva.

Beberme en cualquier balcón de madrugada tu sexo, que a gritos me busca y suplica que nunca termine este viaje.

La corriente que nace de esta fuente 
Bien sé que es tan capaz y omnipotente, 
Aunque es de noche. 

La corriente que de estas dos procede
Sé que ninguna de ellas le precede, 
Aunque es de noche.

Y es que podríamos gritar en cualquier ciudad del mundo, pero solo en Roma nos llenaríamos de sexo como en ningún otro lugar.

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