Te odia. Te odia con todo el amor que un día desperdició.
Te odia porque contaminas el
vapor de su ducha. Porque le obligaste a reconstruir su zona de confort, cuando
a ti no te dio la puta gana salir de la tuya.
Te odia por los polvos que no le
concediste. Por romperle el alma entera cuando terminó de pegar el último
trozo.
Te odia por todos los monstruos
que fabricaste. Por los monstruos que le has abocado a crear.
Te odia porque ahora es tan
fuerte que ya no te dejará entrar. Por decir “amor” donde solo asomaste cariño.
Te odia porque hace meses que se
le escapa una lágrima al masturbarse. Por toda las cicatrices que no curaste,
por todas las heridas que le has abierto.
Te odia por las renuncias futuras
que implicaste. Por barrarse el paso a elecciones que ahora serán diferentes.
Te odia por disfrazarlo todo con
un halo de magia. Porque ahora sus aperturas costarán el doble.
Te odia porque ha sido un cadáver
más en el camino de tus miedos. Por no saltar nunca al vacío con red.
Te odia por todos los recuerdos
fabricados. Por los lugares que a ti ni siquiera te importan y aun no se atreve
a pisar.
Te odia porque eres tan cobarde… tan
tremenda, terriblemente cobarde.
Te odia con todo el amor del que
es incapaz de deshacerse.