jueves, 12 de octubre de 2017

La llamada


La canción.
La película.
El poso nervioso que se instala al fondo del estómago.
Los ojos que se te clavan.
La montaña rusa que te azota los suburbios.
El olor.
La piel.
El miedo.
Las ganas.
Y yo.

Queriendo estamparte en mi cama.

martes, 16 de mayo de 2017

Odio



Te odia. Te odia con todo el amor que un día desperdició.
Te odia porque contaminas el vapor de su ducha. Porque le obligaste a reconstruir su zona de confort, cuando a ti no te dio la puta gana salir de la tuya.
Te odia por los polvos que no le concediste. Por romperle el alma entera cuando terminó de pegar el último trozo.
Te odia por todos los monstruos que fabricaste. Por los monstruos que le has abocado a crear.
Te odia porque ahora es tan fuerte que ya no te dejará entrar. Por decir “amor” donde solo asomaste cariño.
Te odia porque hace meses que se le escapa una lágrima al masturbarse. Por toda las cicatrices que no curaste, por todas las heridas que le has abierto.
Te odia por las renuncias futuras que implicaste. Por barrarse el paso a elecciones que ahora serán diferentes.
Te odia por disfrazarlo todo con un halo de magia. Porque ahora sus aperturas costarán el doble.
Te odia porque ha sido un cadáver más en el camino de tus miedos. Por no saltar nunca al vacío con red.
Te odia por todos los recuerdos fabricados. Por los lugares que a ti ni siquiera te importan y aun no se atreve a pisar.
Te odia porque eres tan cobarde… tan tremenda, terriblemente cobarde.

Te odia con todo el amor del que es incapaz de deshacerse.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Fuck u


Me sigue doliendo aquello que no debería mirar.
La punzada en el estómago al ver que has ido a Madrid.
Que te dio igual que yo no estuviera a tu lado.
Que no me guardaste ni una mísera postal en la memoria.
Esconder las lágrimas bajo la excusa de la ducha.
Todo irá bien, ya lo verás.
Y una mierda.
3:36.
Visto.
La facilidad de esconderse bajo tu zona de confort.
Los lugares que me siento incapaz de pisar.
No me quieras.
Déjame en paz.
No pienses.
No sientas.
No muestres.
No juegues.

Lee.
Ocúltate.
Créate tu zona de confort.

No puedes quitar los im- de los posibles.


Bienvenida a la vida real.

domingo, 22 de enero de 2017

Perversiones de la mirada



Es noche profunda. Una noche oscura bañada por flashes y luces de neón. El aire es estático, cargado, denso. El tiempo vuela tan fugaz como los hielos de su copa. Se deja llevar, se mece entre los vaivenes de todos los cuerpos que abarrotan la sala.

Se ha dado cuenta de que hace un buen rato que está siendo observada.

Al otro lado del grupo de gente que está bailando a su alrededor, siente como alguien está clavando sus ojos en ella. Al principio aparta la mirada. No obstante, la segunda vez que se miran, observa cómo sus dientes se clavan en el labio. Un gesto tan insignificante, es capaz de provocar un incendio que ella, inútilmente, intenta apagar tocándose el pelo.

Lo sabe. Ella sabe que es demasiado tarde como para salir de una red en la que quiere atraparse. Enredarse.

Entonces, comienza la película, con un movimiento a cámara lenta en blanco y negro.

Esos ojos marrones siguen una línea directa hacia los suyos. Se mueven, le muerden, le arrancan la ropa, la saliva, sin ni siquiera tocarla. Esos ojos que siguen directos hacia el blanco de su presa. Y ella no puede hacer más que abrirse paso con una calmada urgencia, abrir su ropa, abrir su lengua, sus piernas, sus ojos, sin ni siquiera haber sido tocada.

El aire se sigue cargando mientras esos ojos marrones se la siguen comiendo en la trayectoria hacia su boca. A ella ya poco le importa todo aquello que exista, que sea, en ese preciso instante. Se comería hasta su alma. Devoraría todas y cada una de las sonrisas que pueda encontrar por su cuerpo.

El viaje llega hacia el encuentro. A esas alturas no es necesario pronunciar estupidez alguna. Está perdida, acorralada, contra las cuerdas de esos ojos tan profundos como el precipito al que se va a lanzar.

Ella lo sabe. Lo necesita. Le urge. Se exige gemírselo al oído de esos ojos marrones.

Ella sabe de la urgencia que corre cuando necesitas atrapar con los dientes una mirada que provoca. Ella sabe que no hay nada más sugerente que desnudar, follar, esos labios manchados de carmín.

jueves, 19 de enero de 2017

No me mires


Hoy he ido al cine con alguien que no eras tú.

Era la típica película que probablemente hubiéramos ido a ver. Aunque contigo tampoco me hubiese gustado, al menos hubiera jugado con tus manos.

Quien estaba hoy a mi lado iba diciéndome cosas, alguna broma, algún comentario sobre la película.
Tú en cambio solo abrías la boca para decir “no me mires” cada vez que me descubrías con la cara girada hacia ti, aunque tú a veces hicieras lo mismo.

Hoy he ido al cine con alguien que no eras tú. Y he descubierto una terrible verdad.

Una verdad ya sabida:

Que no quiero ya que nadie me mire como tú me mirabas.

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