Me mira a los
ojos fijamente y siento como algo se despierta dentro de mí, como un botón
cuando hace “click”. Intento apartar la mirada pero creo que ya es demasiado
tarde.
Me ha atrapado.
Ese “click” ha
encendido la mecha y mi cuerpo es ahora mismo un almacén hasta los topes de
pólvora. Probablemente acabemos volando en mil pedazos. No me importa. Sus labios
rojos son un imán del que debería de alejarme, pero ya se sabe: pase lo que
pase los polos opuestos se atraen, es inútil oponer resistencia.
Sonríe por encima
de su abrigo, con esos ojos capaces de mirar con deseo y con cariño a partes
iguales. Mis músculos se derriten y se prenden…
Vuelve a mirarme,
me tiende la mano provocándome y yo… yo estoy dispuesta a dejarme a arrastrar
hasta ese lugar desconocido y en apariencia oscuro. La curiosidad por saltar al
precipicio me devora.
Saltemos.
Interesante entrada. Bravo
ResponderEliminar