martes, 4 de diciembre de 2012

Frío invernal


Hacía tanto frío fuera que los cristales estaban empañados, diminutas gotas de vapor trazaban lentamente su camino hacia los pies de la ventana. Miles de millones de palabras les envolvían entre los libros, desde el techo hasta el suelo. Al fondo, por el corredor que no veían, resonaban unos pasos huecos que se marchaban.

Desde la otra mesa, por encima de sus hojas, él la embistió con la mirada. Ella no opuso resistencia. Él se mordió los labios. Ella cerró su libro de golpe. En menos de cinco segundos se devoraban de tal forma que dos manos no bastaban para recorrer tanta piel. Estaban demasiado ocupados como para pensar que cerraban en cinco minutos.

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