martes, 16 de octubre de 2012

Libre


Una noche más se encontraba con la mirada fija en sus pies. Al final de la tela fina de cuadros podía ver, como todas las noches, esos dedos redondos, desiguales, imperfectos, desnudos. Pero aquella noche era diferente...

Tal vez porque no era la cama de siempre, tal vez porque no estaba sola, tal vez porque pensaba en cómo podían romperse las gotas de lluvia contra la barandilla, tal vez porque recordaba el olor a salitre, tal vez porque le gustaría un abrazo amigo, tal vez porque estaba en paz con la soledad del momento, tal vez porque estaba allí y no en cualquier otra parte, tal vez porque había aprendido a reír y a llorar en silencio, tal vez...

Aquella noche, en aquel preciso instante ella se sintió la persona más poderosa del universo. Aquella noche podía cambiar el rumbo de las cosas, podía mover el mundo, simplemente mirando sus pies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Copyright

Licencia de Creative Commons
Maduramente infantiloide by Callecuerda is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en http://maduramenteinfantiloide.blogspot.it/.